Se acabó, abandono el Broad Peak. Llevamos casi una semana en el glaciar tras bajar del Campo 3 y la climatología no da tregua. Nieva a diario y doy por hecho que la huella abierta hasta C3 está perdida con lo que habría que empezar de cero todo el trabajo en la arista.
El permiso de escalada expira y ni siquiera ahora hay perspectivas razonables de que aparezca al fin la esperada ventana de buen tiempo. En estas condiciones no es razonable obcecarse en un último intento desesperado que exigiría asumir un altísimo riesgo personal.
De algún modo soy responsable no solo de mi seguridad sino también de la de mi porteador, poco preparado física y técnicamente y muy precariamente equipado. Volver a la montaña ahora, en las condiciones que ofrece, sería jugarme a cara o cruz no ya su cumbre, sino nuestras vidas.
Era un sueño hermoso volver a celebrar un ochomil; a cambio se me ocurren 8000 pequeñas cosas que celebrar con mi familia, con mis amigos, con mi gente de Asturias… pero para ello es preciso que regrese allí sana y salva.
Por segundo año consecutivo las montañas del Karakórum han elevado la apuesta por encima de lo asumible comprometiendo abiertamente la vida de quienes quieran alcanzar sus cumbres.
Somos gente rara, cierto; muchas veces incomprendidos y otras tantas incomprensibles, vale; somos aventureros, deportistas extremos, jornaleros de la montaña… pero no somos máquinas ni simples bestias de carga, también somos madres y padres, hijos e hijas, amigos de muestra gente, humanos… y con suerte todo eso nos ayuda a ver la línea roja ante nuestros pies que separa el riesgo de la insensatez, que te dice: “hasta aquí fue deporte y tuviste un control razonable, en adelante no”.
Con la inevitable tristeza y una cuenta pendiente con la fortuna que va creciendo de temporada en temporada; con resignación y la conciencia tranquila de estar tomando la única decisión posible, recojo mis cosas y desando el camino de vuelta a casa. Askole, Skardu, Islamabad, Doha, Madrid… Asturias. Nos vemos ya.
Es de sentido común saber cuando retirarse. La naturaleza es preciosa pero imponente y nunca se debe luchar contra ella. Tendrás la oportunidad de volver a intentarlo… No es un no puedes, es un espera para que así podrás disfrutar aún más si cabe de la experiencia. Eres una campeona!! Buen regreso a casa!!
Buena decisión Rosa, lo has intentado seguro hasta donde la lógica dice basta, lo importante es volver a casa para poder contarlo, las montañas seguirán allí para cuando decidamos volver. Este año como muchas otras veces nos dirán que no es el momento, pero algun día nos dejarán disfrutar de ellas. Un besazo campeona!