Hemos pasado un fin de semana relajado y turístico inmersas en el tremendo calor que está haciendo en Kathmandú.
Ayer salimos de la ciudad para visitar en sus afueras el complejo de Swayambhunath, conocido como el Templo de los Monos por la gran cantidad de ellos que viven en él. Swayambhunath es uno de los principales y más antiguos lugares de culto de Nepal. Data de los inicios del siglo V y cuenta la tradición que su constructor, un venerable maestro de la sabiduría y la enseñanza, estaba tan absorto en las obras del templo que se olvidó de cortarse el pelo durante meses. Tanto se descuidó que terminó por llenársele la melena de piojos. A medida que los parásitos no cabían en su cabeza iban saltando de ella y convirtiéndose en monos, que desde entonces son sagrados. Aunque la moraleja no es muy edificante, la historia no deja de tener su gracia.
Swayambhunath es impresionante; consta de una estupa (especie de capilla construida y decorada con fantasía y destinada a contener reliquias), varios templos y santuarios (aquí comparten culto hinduistas y budistas), un monasterio, una biblioteca y un museo.
Disfrutamos de la visita y Noelia y Puri quedaron impresionadas por esta grandiosa muestra de arquitectura religiosa nepalí, impactante para ojos occidentales.
Rematamos el fin de semana callejeando por las tripas de Kathmandú y tomándonos una Everest (la cerveza del país) en una taberna típica nepalí.
Avión, adiós, Asturias… el horizonte inmediato comienza a llenarse de palabras que empiezan por a.
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