A la una de la madrugada, tremendamente ilusionadas pero muy concentradas ante el duro trabajo que nos esperaba, abandonamos Barafu Camp. Seis horas después la expedición reto Pelayo Vida tocaba la cumbre del Kilimanjaro.
Las primeras horas fueron las más duras; por ser una marcha nocturna, por las bajas temperaturas y por la dura pendiente de 3 kilómetros con 1000 metros de desnivel que nos situaba en Stella Point, al borde del cráter Kibo. Aquí nos tomamos un respiro y rayando el alba seguimos ruta hacia el Uhuru. Dos horas después y ya transitando un terreno más cómodo en desnivel, llegamos a la plataforma cimera del Kilimanjaro.
A 5815 metros sobre el nivel del mar nos abrazamos y cinco fueron una, y cada una fue miles, miles de mujeres a las que queremos enviar nuestro apoyo y cariño, miles de familias tocadas por el cáncer a las que hacemos llegar nuestro aliento, comprensión y esperanza.
Permanecimos media hora larga en el techo de África antes de iniciar el descenso. Con la enorme alegría de haber conseguido la cima pero también con una buena carga de cansancio en las piernas fuimos descendiendo hasta abandonar la zona nevada e instalar el campo donde pasaremos nuestra última noche en la montaña.
Estoy muy orgullosa de las chicas; han demostrado fuerza, coraje, compromiso y buenas dosis de talento montañero. Pero además son extraordinarias como personas, formar equipo con ellas y convivir durante una semana en tan duras condiciones fue sencillo y muy enriquecedor.
Mañana seguiremos bajando hasta cruzar de nuevo el bosque tropical y ser recogidas por el equipo de apoyo que nos devolverá a Moshi. En la memoria, impresos para siempre, habrán quedado megas y gigas y teras… de recuerdos, de imágenes y de emociones compartidas.
Comentarios recientes